domingo, 11 de febrero de 2024

Capítulo 21. Plan de huida

 


         

-Ha decidido asesinarme a finales de esta semana. No me queda tiempo, Herda.

Ella me coge la mano y se la lleva a los labios. Después esconde su cara en mi pecho.

-Lo sé. Los oigo hablar. Incluso he averiguado cómo piensan hacerlo. Te inyectarán…, me obligarán a inyectarte, una dosis letal de morfina.

Bueno, al menos cumplen su palabra.

-Ojalá pudiera morir durante unas horas y despertarme a tu lado –exclamo en tono apasionado.

Ella se queda mirándome, estupefacta. Sus ojos se agrandan. Acaba de tener una idea magnífica, una idea que yo mismo acabo de proporcionarle.

-Existe una sustancia, una droga -susurra en mi oído-, que produce un efecto similar al de la muerte. No recuerdo cómo se llama…

A punto estoy de nombrarla yo, lo cual hubiera supuesto un colosal error. Si ella llegara a sospechar en algún momento que la estoy manipulando podría echarlo todo a rodar.

-No quiero que te involucres en esto, Herda.

-¡Ketamina! ¡Acabo de acordarme! A la dosis adecuada induce un estado de catalepsia que puede llegar a confundirse con la muerte.

Ahora susurra a un volumen tan bajo que apenas puedo distinguir sus palabras. Está aterrada, pero también decidida. Oculto mi alegría bajo la máscara y pronuncio horrorizado:

-Pero… no me conoces. ¿Arriesgarías tu vida y tu libertad por un desconocido? Está tu familia, tus hijos…

-Eres un hombre bueno, un hombre señalado por Dios. Si no lo intento, nunca me le perdonaría. Huiremos lejos de él, sé cómo hacerlo, conozco un lugar donde podríamos refugiarnos durante un tiempo al menos. Tenemos una oportunidad –dice exaltada la pobre ilusa.

-¡No! Ni se te ocurra, amor mío. Por nada del mundo querría te pusieras en peligro. Déjame, olvídame. Es lo mejor para ti.

-No puedo hacerlo. Creo… creo que te quiero –me dice. Entonces le tomo la cara con delicadeza y la beso en los labios, donde noto sus lágrimas de felicidad.

En mi interior me río, me río, me río. Oh, sí, cuánto me río.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Capítulo 47. Un nuevo comienzo

  Han transcurrido dos semanas desde que mantuve mi última charla con José María. En este tiempo no se han producido grandes acontecimientos...